Yo me había rescatado una carátula de un cassette de una Boy Band de moda. Era del grupo que le gustaba. Todos los recreos se escuchaba su música y circulaban notas de revistas con sus fotos y posters desplegables. A ella le gustaba el rubio, era el más chico y tenía una cara de nabo terrible.
Entre discusiones políticas y banderas de centros de estudiantes yo no podía hablar de cómo estudiaba las fotos de esa carátula. Era mi vergüenza. No se puede ser anticapitalista y consumir semejante explotación del deseo.
Lo guardaba, para que no se arrugara, entre los fascículos de una enciclopedia que sabia que nadie usaba en mi casa. En soledad lo sacaba y lo estudiaba. Miraba la foto de cada uno de los integrantes de la BB, la pose, los gestos, la forma de las cejas, la nariz.
Me miraba al espejo. El rubio tenía cara de nabo pero era bonito y ni en pedo nos parecíamos. Trataba de fruncir el ceño, como en la foto, “ese gesto!” Después leía las letras que para el público latino venían con traducción. Yo que renegaba del inglés, podía repetir la letra completa mientras escuchaba los temas. Lo leía y no parecía algo que fuera a salir de mi boca. A ella le gustaban esas palabras?
Un amigo muy bailarín me enseñaba los pasos que hacían en los videos. Yo queriendo gustarle a ella y él queriendo gustarme. Era un curso intensivo de homo erotismo adolescente.
Después de varios discos ya nadie comentaba de ellos en los recreos, todavía quedaban algunas carpetas con sus imágenes y fotos sueltas. Todavía hacíamos sentadas por la vianda y la organización estudiantil. A ella ya no le gustaba el rubio, “tiene cara de nabo” decía, se divertía cuando yo los imitaba, les hacía burlas. Cuando yo bailaba y repetía sus gestos, se reía diciendo “te sale igualito”…
Ahora que las luchas estudiantiles siguen, que el capitalismo farmacopornográfico se vuelve parte de mi lenguaje y otra categoría más para el análisis político. Acomodo los libros y mi vida, me mudo con mi novia. Cae de entre los fascículos viejos esa carátula, como un pedazo de vergüenza olvidada, otra memoria de mis silencios.
chino
